domingo, 13 de enero de 2008

EL SEPELIO DEL HELIO

Que tristeza, que dolor, que desesperación la de los químicos. Se había producido un mal irreparable, la ciencia había perdido a uno de sus más insignes elementos. Había muerto el helio.
El velatorio duró varios días, por aquel laboratorio de Massachussets no dejaron de acudir científicos de todas las especialidades para velar al muerto. Varios químicos jóvenes, y algún que otro físico fueron sacados del velatorio con un cuadro grave de crisis de ansiedad. Y no era para menos, había muerto el helio.
Algunos científicos, entre sollozos, ya habían comenzado a corregir la tabla periódica de los elementos que, con el hueco libre que había dejado el helio, estaba incompleta y triste, triste como nunca lo había estado.
El helio, el más noble de los gases nobles había sido asesinado. Fue un gasocidio sin precedentes. Según las investigaciones de la INTERPOL, el helio y el neón mantenían una relación sentimental desde hace varios años. No obstante, esta relación era completamente clandestina ya que el neón estaba casado desde hacía varios años con el argón, pero la chispa del amor se apagó, y el neón tuvo que buscar nuevos horizontes sentimentales. Por ello fue por lo que comenzó a verse con el helio. El argón, al enterarse de la relación a través de un detective privado que le había puesto al neón, cogió un cuchillo de carnicero, fue al motel en el que se hospedaban el helio y el neón, echó abajo la puerta de la habitación y mató al helio. El neón estuvo a punto de perecer también en manos del argón, pero la intervención de las autoridades impidió el segundo gasesinato.
Un jurado popular lo declaró culpable de asesinato, con la atenuante del delirio pasajero provocado por el desengaño amoroso; pero aun así fue duramente castigado por toda la comunidad científica.
La muerte del helio ha generado un vacío enorme en la vida de los científicos y en la del resto de la población. Ahora, los globos del Pikachu, Mickey Mouse, y ese extraño perro dálmata que también venden los tíos de los globos, tendrán que ser llenados de oxígeno normal, estando siempre a la altura del suelo, sometidos a la incertidumbre de que algún desaprensivo pase y los pise para hacerlos reventar. Tampoco vamos a poder pasar esos buenos ratos viendo cómo cualquier presentador de televisión respira helio, transformándose por unos instantes en un puto pitufo. Desde luego, esta pérdida no va a poderse reparar en mucho tiempo. Que putada.

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